Invariablemente me impulsa un motor interno que no deja que me transe por nada menos de la posibilidad de la Más Alta Visión de mi Misma.
Siempre había soñado con encontrar al ‘elegido’ o lo que en inglés llaman The One. Me encantaba como sonaba… Y durante el proceso de re-encontrarme, un día comprendí que una de las búsquedas más relevantes en la vida es encontrar ‘lo elegido’ en el oficio… que en inglés podría llamársele The One Thing… Escribir sobre estas íntimas búsquedas dio inicio al recorrido hacia mi actual plenitud. Por eso mi blog lleva este nombre… |
Todas juzgamos (a otros y a nosotras mismas). Todas queremos dejar de hacerlo, no porque sea «malo», sino porque en el fondo sabemos que este hábito va en detrimento de nuestra paz y plenitud. Juzgar viene en la forma de prejuicios (sociales, raciales, religiosos, políticos, etc.), culpar, hablar sin escuchar, criticar, insultar, compararnos, al final es que de forma transversal clasificamos algo como bueno o malo o de ser correcto o incorrecto. Hoy te ofrezco la claridad de (i) las tres cualidades de la Reina que se ven menguadas cuando juzgamos, (ii) las tres formas de revertir los efectos y (iii) cómo dichas acciones conjuntamente conforman la forma de hacer práctica una de las aptitudes más representativas de la Reina: COMPASIÓN. 1. Juzgar mengua tu magnetismo. No atraemos amor y abundancia desde la mente sino desde la vibración que emana de lo que somos y sentimos. Atraemos lo que atraemos a través de los pensamientos y sentimientos que encarnamos en el cuerpo. Juzgar te pone en la cabeza y fuera del corazón.
Eres Divina y humana a la vez. Y sí hay una forma que asegura que ‘a pesar de nuestra humanidad’ podamos encarnar todos nuestros anhelos. Esto es, viviendo bajo la consciencia de la necesidad de vivir en Presencia. ¿Presencia de qué? De la dualidad diosa-humana que nos habita. Y lo que más humanas nos hace es lo que sentimos. Ser sostenedoras de esa Presencia nos asegura estar haciendo nuestra parte en el Plan Divino, lo cual asegura el amor y abundancia previstos en dicho plan. Vivir una vida plena y en propósito requiere completa presencia a tu sentir.
Juzgar es la forma en que nos defendemos y reaccionamos ante los patrones de pelea, huida o congelamiento aprendidos frente, precisamente, al juicio y a la crítica que recibimos en el pasado. Por ejemplo: En un juicio en el que dices: «Yo trabajo desde la excelencia, él es un mediocre», lo que puede suceder es que necesitas sentirte competente, el personaje del ejemplo valora poder tener espacio en su trabajo y hacerlo en tiempos menos ajustados de los que tú lo harías. Ninguna de las dos personas está bien o está mal, solo que cada una estima una necesidad o un valor personal de manera singular y la regla de valoración se originó en la experiencia de vida que cada cual observó en su entorno. Estas dos personas podrían «acercarse» de una manera en que tú seas un poco más laxa en los tiempos de entrega y él podría ser un poco más considerado y en vez de alargar los plazos de entrega, sin aviso, comunique que se demorará un poco más, de forma que ambos acuerden una fecha que atienda las necesidades de los dos. ¿Qué hacer? Elige no reaccionar desde la mente primaria e instintiva. Enraízate en el presente. ¿Qué sientes? Observa lo que juzgas como un evento neutro. La mejor forma de hacerlo es identificando la necesidad o valor que para ti es importante atender (competente) y tratar de entender la necesidad desde la que el otro actúa (tener espacio). Comprender lo que piensas y sientes tras un juicio te ayuda a atender la Verdad que aloja tu corazón tras tu identidad creada (p.e. estricta, excelente). Identificar tus necesidades y las del otro es un acto empático. 3. Juzgar mengua tu merecimiento. Juzgar habla de esas áreas en las que crees que no mereces, lo cual te pone en la inacción de la víctima que no se hace cargo de lo que necesita en su vida vía no hacerse responsable de sus emociones. Ante nuestra consciencia de estar clasificando o etiquetando algo en algún nivel de defectuosidad o erroneidad, pregúntate qué necesito que no estoy obteniendo, pues los análisis que hacemos de otros son en realidad expresiones de nuestras propias necesidades y valores. Recuerda ¡el otro es un mero espejo! Si dices «¡Uy! A mí me parece que ella cobra mucho por sus servicios» ¿si? pues ella está vigente en el mercado y le compran. Eso mostraría que su servicio es valioso y ella se lo cree. No será quizás que ¿eres tú quien no cree en tu propia valía?
COMPASIÓN = Presenciar y observar tu sentir + Identificar tu necesidad desatendida + Tomar acción Recuerda que todas las personas que nos rodean y que son disparadores emocionales son espejos de nuestra mente, de nuestras sombras y de cómo las juzgamos. Por eso, el mayor acto de crueldad contigo misma no es el mero acto de juzgarte, lo que es crudelísimo es que sabiendo que te juzgas no indagas en esa razón que genera tu emoción dolorosa. Y así, el mayor acto de compasión contigo misma es el trabajo de discernimiento de un juicio: (i) permítete sentir y darle nombre a tu emoción, (ii) observar la neutralidad de lo que juzgas, (iii) dale nombre a la necesidad por atender y (iv) toma acción. La primerísima acción que te invito a tomar es ESCRIBE. Una vez articulado tu entendimiento de un juicio te será más fácil hablar, pedir algo, pedir disculpas, celebrar, agradecer para atender tus necesidades del alma… al final es ¡EXPRESARTE! Y por supuesto lo que la mayoría de las veces eso significa es que aprendas a conversar primero contigo misma.
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Se pegarán tanto a tu piel sólidos antifaces, que quitártelos dolerá mucho. Algunos se quebrarán con muy duros golpes, pero tranquila, lo único que se va a fracturar es tu ego… y vas a agradecerlo tanto, que se lo vas a desear al resto del mundo y tendrás por oficio ayudarle a mujeres a desvestir sus máscaras.
¿Por qué hacer ese trabajo? Porque constatarás que desvestirlas te asegura ver la luz que siempre ha estado dentro de ti y que lidera el camino hacia tu verdad. Te vas a caer y a sentir perdida, pero tienes la fortaleza de quien siempre se vuelve a levantar. ‘Fallar’ es parte del viaje personal. La clave está en cómo te vuelves a levantar. Puesto que si lo haces habiendo aprendido de tus errores y viéndote a ti misma con compasión maternal, el éxito está garantizado. Tomar riesgos está en tu ADN. Vas a tomarlos, dejando la comodidad de un carrera exitosa (en las formas), luego la seguridad de tu primer ingreso como emprendedora y luego Dios se llevará probablemente al líder más inspirador para quien hayas trabajado, pero eso te empujará a ir sin más dilaciones a actuar desde tu grandeza, por tu sueño, por tu proyecto de luz. Incluso haciendo ese trabajo tan hermoso, seguirás desvistiendo máscaras, aquellas que te vuelven a poner en una zona cómoda, porque la vida te seguirá exigiendo expandirte. No hay forma de inspirar en otras la expansión si tú misma no la vives. Comprenderás que la pregunta por hacer no es «¿por qué pasa esto?» sino «¿para qué?... ¿qué aptitud quiere la vida que yo desarrolle?» Eres arriesgada y corajuda. Así como viviste en la selva y ahora descubres alucinada Europa, vas a encontrar una extraña fascinación por tus sombras. Navegar sus oscuras aguas dolerá, pues es el dolor de ‘morir’ a los trozos restantes de tus máscaras. Harás de ese nado una habilidad que te permitirá salir iluminada y ligera de ellas, para enseñarle al resto cómo hacerlo, y así vivir vidas de ensueño. Vas a botarte al vacío una y otra vez, y al ver cómo siempre esa gran malla de seguridad del universo sale a tu rescate, te vas a volver ‘descarada’ amante de la incertidumbre. ¡Bien por ti! Porque así es: el Universo siempre tiene la espalda de quien se arriesga. Siempre, siempre sigue tu intuición, tu curiosidad, tu Verdad. Romper las máscaras que más se solidificaron (la perfecta, la fuerte, la elegante, la verraca, etc.), te ayudará a desvirtuar la máxima creencia limitante —sobre tu valor— para ser amada, pues es cuando descubrirás realmente quién eres, has sido y serás… y es entonces, ¡sí señora! cuando manifestarás al hombre de tus sueños que se convertirá en el catalizador para forjar tu proyecto como mentora y autora. Escribirás tu primer libro en un mágico lugar donde se besan el Mar y la Sierra. Quizás inspirado por ese «beso» muchas dirán del libro que es «terapéutico» porque su sola lectura es sanadora. Sí, tu historia contada sobre despojarte de máscaras permitirá reflejar la historia de otras. No lo dudes jamás: vivirás la vida que siempre has soñado… pero más importante aún es que inspirarás y acompañarás a otras mujeres a que, siguiendo su verdad, reconociendo sus máscaras y despojándose de ellas, recorran el camino hacia su propia vida de plenitud. Te ama, Diana (tu versión de los 51 años) Un primer paso para reconocer cómo construimos máscaras desde la niñez y cómo las solidificamos; y también aprender cómo iniciar el recorrido para desvestirlas, es leer mi libro “Tú no sabes amar” – El relato íntimo de una mujer en su recorrido por reconciliarse con lo femenino y reconocerse suficiente para alcanzar una vida plena. Confianza Personal y Magnetismo: Los 7 Pilares del «Mindset» de la Mujer que se Ama a Si Misma.5/5/2022 Muchas mujeres confunden tener una alta auto-estima con tener genuina confianza personal. La primera se refiere a que, si las cosas se están dando bien en su vida y conforme a su plan, la estima de si misma es alta. Pero si percibe algo como fallido o desviado de su esquema, su estima baja. Esta asociación a los vaivenes del mundo habla de un desbalance hacia tu esencia masculina. La mujer con auténtica confianza, se gobierna a si misma amándose sin condición, por eso es absolutamente fascinante e inspiradora. De eso se trata la expresión de la Reina que toda mujer aloja dentro de si (o la expresión de tu divina esencia femenina). Esta mujer tiene incorporado un «mindset»: una programación mental que se basa en un conjunto de creencias y pensamientos que moldean su mente y determinan su comportamiento. He visto en centenares de mujeres como la razón por la cual no manifiestan sus sueños pendientes (una nueva pareja o un nuevo trabajo o proyecto) el que experimentan fugas de confianza personal que jamás imaginarían que tendría una mujer que se considera independiente y autónoma. El verdadero amor propio requiere una íntima relación contigo misma, donde alcanzarlo plenamente no tiene que ver con «en quién te has convertido» sino con haber dejado ir todos los bloqueos mentales que te impiden la sinigual y magnética expresión de ser tú misma. Poner en práctica en la cotidianidad los hábitos de la mujer que como soberana de si misma está a cargo del éxito no solo de su carrera, sino de su vida personal, requiere trabajar en lo fundamental; es decir cambiar el mindset. En este exhaustivo blog te contaré lo que eso implica, compartiéndote Los Siete Pilares del «Mindset» de la Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición, bajo los cuales (i) identificarás los retos de tu vida que evidencian debilidades en aquel, causando fugas de confianza y (ii) conocerás en dónde deberías enfocar tu trabajo personal. La Mujer que se Ama a si Misma sin Condición... Pilar #1. Sabe que co-crear con la vida requiere de una íntima e inquebrantable relación con su Más Alta Versión de si Misma (Dios, Universo, Vida, como lo quieras llamar). ¿Qué puede estar ocurriendo hoy?
Puede decirse que la Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición, al bailar entre su esencia masculina y femenina con gracia, co-crea sin esfuerzo. Pilar #2. Es curiosa de si misma (Apasionada por el auto-conocimiento)
¿En qué enfocar tu trabajo personal?
Solo hasta que develes tu propósito vivido y te responsabilices en adelante para actuar desde esa comprensión desatarás los bloqueos al Amor y la Abundancia. Una Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición reconoce que su recorrido es perfecto, con o sin pareja, con o sin negocio, etc. Pilar #3. Sabe que es responsable de la vida que manifiesta. Vive aquí y ahora todas sus experiencias vitales como una relación de la que ella es parte (tiene una sana relación con la vida, con el tiempo, con el dinero, con el oficio, con el ego). ¿Qué puede estar ocurriendo hoy?
Te sorprenderás de cuánto puedes aprender sobre por qué tu vida amorosa es tan retadora, por cuenta de tu conciencia de como es tu relación con la vida y con el dinero. La Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición, tras indagar en ella y reconocer que está a cargo del éxito en su vida, se responsabiliza y toma acción intencionada desde sus nuevos entendimientos.
¿Qué puede estar ocurriendo hoy?
¿En qué enfocar tu trabajo personal?
La Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición se ejercita a diario para estar emocionalmente en forma siendo la mejor madre de su niña interior. Pilar #5. Ama su cuerpo exactamente como es y lo cuida como un templo sagrado (lo que le dice, con lo que lo alimenta, cómo se mueve, a quién le permite entrar). ¿Qué puede estar ocurriendo hoy?
La Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición ha integrado con seguridad aquello de «ser bonita es una actitud», por eso cuida su cuerpo como el templo de diosa que es. Pilar #6. Ha desarrollado la verdadera consciencia de abundancia: siente gratitud por ser quien es y por tener lo que tiene.
¿En qué enfocar tu trabajo personal?
La Mujer que se Ama a Si Misma Sin Condición sabe que nada falla en ella, que tiene todo lo que necesita, y al apreciarlo, literalmente se incrementa en su vida ese valor. Pilar #7. Cree que todo es posible y tiene clara su Visión Soñada de vida La definición de «milagro» de UCDM (Un Curso de Milagros) es cuando tu perspectiva sobre algo hace un giro del miedo al amor, desde el ego hacia la visión del alma. De esto hablan los seis pilares anteriores. ¿Qué puede estar ocurriendo hoy?
¿En qué enfocar tu trabajo personal?
Cuando tú haces tu trabajo intencionado de elevación de consciencia, la Supra-consciencia obra Sus milagros, independiente de tu historia, de tus debilidades, de tus patrones, etc. Estos siete pilares de mentalidad puestos en acción, te harán un imán de Amor y Abundancia, y así manifestar tus sueños pendientes en temas de pareja, de propósito externo (tu oficio) y de prosperidad en todas las áreas de tu vida.
Cuando hablo de que somos la conciencia que escucha las dos voces: la del ego y la del alma, la pregunta más frecuente al respecto es “¿cómo hago para escuchar mejor la voz del alma?” Puedo responder con certeza que hay dos cosas que debes incluir en tu práctica espiritual, y que ayudan a ello, entre otras: meditar y escribir. Hoy quiero referirme a la segunda, que podría decir es uno de mis grandes amores de la vida. Y por favor, no te desanimes diciendo “yo no sé escribir, o no me gusta”… No. La razón por la cual estaba tan emocionada de hacer esta publicación es que encontré un texto de alguien con gran autoridad en la sicología clínica*, que documentó los resultados de varias investigaciones serias que demuestran que una escritura cuidadosa sobre eventos traumáticos o eventos inciertos, o sobre pasado, presente y futuro, producen beneficios fisiológicos y sicológicos. Fue alucinante ver cómo “hallazgos científicos” le dan soporte a algo que para mí ha sido un bálsamo con el que me he ungido, y al que no le había atribuido la innegable responsabilidad en mi sanación: escribir. Grosso modo los resultados incluyen cosas como: Salud. Escribir articuladamente (no mera catarsis) sobre un evento traumático y darle sentido de propósito, tuvo mejoras en salud, como menos consultas al médico, mejoras en la función del sistema inmune y una mayor salud sicológica de largo plazo. En casos como recientes despidos de trabajo, los beneficios incluyen volver a emplearse más rápidamente que quien no escribió.
Felicidad. Una vez escrita tu visión soñada futura, hay que definir metas. Y sí señora, ya te diré cómo los benditos estudios le meten (en mis términos) “femenino” a metas y futuro. Los estudios evidenciaron puntajes “significativamente más altos” en medidas de bienestar sicológico (que incluían conceptos como felicidad personal y satisfacción en la vida) cuando se pedía escribir sobre “sus mejores versiones de si mismos”. Esto corrobora aquella idea según la cual las metas no son importantes en sí mismas, sino que lo son por la mejor versión de nosotras mismas en quien nos vamos convirtiendo al ir tras ellas. Esa expansión de ti misma es el verdadero progreso. Que permanentemente ‘estires’ tu mejor versión de ti, ese alcanzarte/superarte a ti misma es lo que genera dopaminas, asociadas a tu sentido de felicidad. ¡Y esto está soportado también! Los hallazgos sugieren que “las personas que definen metas que representan sus intereses y valores (y no la presión laboral, social, etc.) son capaces de funcionar más efectiva, flexible e integrativamente en todas las áreas de sus vidas”. Y dice Peterson: “es más probable alcanzar metas cuando se tienen razones claras de porqué, porque son auto-reafirmantes y son duraderas” En ausencia de metas específicas a las personas les cuesta mucho trabajo experimentar esperanza, interés y compromiso.
Las conclusiones de Peterson prácticamente le dan validez científica a por qué los ejercicios que hacemos en mis procesos de mentoría presencial y online, son tan poderosos.
2. Si estás en situación de reto, como una pérdida, una situación molesta, estar a punto de tomar decisiones importantes, lo que sea que le está dando literalmente una vuelta a tu vida como venía, reconócelo y articúlalo. Escribe cómo llamarías a este capítulo de tu vida y ¿cómo lo describirías? Por ejemplo: “Decidiendo renunciar a mi actual trabajo. He llegado a un punto en mi trabajo actual donde la situación con mi jefe es insostenible. Si bien reconozco que he comunicado asertivamente mi posición sobre los temas donde disentimos, no voy a rebasar mis límites, mis valores. Así, estoy a punto de renunciar a mi trabajo. Por supuesto tengo ansiedad, me pregunto “qué haré luego”, pero pensar en ser leal a mí misma y en que renunciar es lo que se siente correcto para mí, la idea de hacerlo me genera paz. Ahora voy a enfocarme en cómo tener la conversación con mi jefe, de forma que me haga sentir que comunico todo lo que pienso, el porqué de esta decisión y cómo atiende mis valores y necesidades, cuánta gratitud siento por estos años aquí. Me despediré como lo hace una Reina” 3. Tu respuesta a la primera pregunta probablemente te muestre cuán hábil has sido en llevártela bien con la vida, y tu declaración de una elegida expresión frente a esta relación, te permite tener una nueva perspectiva sobre lo que viene tras el evento retante que describiste en la segunda pregunta. Así, escribe ahora tu visión soñada de vida en todas las áreas. Cómo es un día en la vida de _______ (tu nombre).
Recuerda ‘completarla’ desde una perspectiva que describa cómo es esa mejor versión de ti misma. Dale nombre: “una versión de mi que sabe poner límites, conoce sus no-negociables y actúa en coherencia con ello” (…) “una mujer que a pesar de cuán incómodo puede ser expresar lo que necesito y valoro, sabe cómo comunicarse elegante e inspiradoramente” 4. Empezar a darle forma a esa visión requiere que definas metas. Escoge dos o tres para el periodo de los siguientes tres meses del año, y sobre todo, define, entre otros, por qué quieres alcanzar esas metas en marco de lo que definiste en el punto anterior. Por ejemplo: “En el siguiente mes tras mi renuncia, pondré en blanco y negro una primerísima versión de mi oferta de valor como consultora independiente en los temas que he trabajado durante toda mi carrera profesional. ¿Por qué? ¿En cuál mujer debo convertirme para cumplirme a mi con esa meta? Esta tarea exige de mi una mujer que me hace mucha ilusión ser: con plena confianza en sus dones, capacidades y talentos." Espero que este ejercicio de auto-conciencia te permita darle un excitante marco a la vida que se despliega ante ti en este nuevo año. * Jordan Peterson - Los beneficios de escribir No me gustan las etiquetas… menos cuando empiezan a asociarse con tendencias radicales cuya notoriedad termina por desvirtuar el noble origen de lo que buscaban defender o promover en sus inicios… Por ejemplo, suelo decir que creo en, y amo a Jesús, pero como no me identifico con dogmas religiosos (aunque los respeto profundamente), no me sentiría siendo yo, llamándome Cristiana… Y lamento si como a veces veo en las redes sociales -por lo que voy a decir te sientes incómoda y podrías querer llamarme ‘desagradecida’-, pero tengo muy claro que amo a las mujeres (por eso trabajo con y por ellas), tengo certeza de lo que somos capaces de hacer y crear en ejercicio de nuestro femenino y masculino integrados en todos los ámbitos de la vida… pero no, no me escucharás diciendo que soy feminista. El otro día en uno de los cafecitos de seguimiento que suelo hacer con quienes han trabajado conmigo en mentoría, les preguntaba qué cosas de mi mensaje fueron con las que más resonaron y que las llevó a seguirme y luego decidir trabajar conmigo. Hubo alguien que dijo una cosa que me encantó: “tu mensaje es como un nuevo feminismo: uno, desde el amor.” ¡Eso me conmovió profundamente! Creo que una de las razones por las cuales no me gusta esa etiqueta es porque cada vez está más asociada a todo lo contrario al amor: está asociada al miedo.
O ahora están buscando reivindicar a la ‘bruja’ en memoria de la quema de cientos de miles de mujeres hace quinientos años (sí, fue lamentable, pero ya dejémoslo atrás, soltemos), ¡para reforzar la imagen de mujeres temidas! ¿De verdad? Yo me quedo con hacer ejercicio de la ‘bruja’ sensible, intuitiva y sanadora. No puedo con los discursos en contra de… prefiero estar a favor de. O mejor, prefiero siempre buscar la integración de posiciones (o de esencias). Y todo empieza con el lenguaje. Por eso, quisiera ilustrar mi personal perspectiva desde algunos de los valores mismos que promueve el feminismo, donde veo lenguaje desde el miedo… o narrativas que en mis términos ponen en evidencia que el feminismo mismo está des-balanceado al masculino. Y ya lo sabes, ese des-balance es la causa de todo bloqueo. Cinco (¡no! cuatro) valores del feminismo que evidencian su des-balance al masculino.
Y una vez más creo que ser reconocidas y recibir lo que nos corresponde, solo puede darse cuando en conciencia trabajamos desde la excelencia, es decir, en alineación con nuestros valores y desde nuestra propia percepción de merecimiento. Nadie va a valorar nuestra presencia en una junta, en un concurso de méritos, en una relación, etc., si nosotras mismas no nos valoramos. Y ya te he dicho que una cosa es una alta autoestima (asociada a qué tan cerca percibes que estás de lo deseado en lo que tiene que ver con las cosas materiales) y otra, el genuino amor propio (el amor incondicional por ti misma, tengas lo que tengas, hagas lo que hagas). Por eso... No, no somos iguales a los hombres. Nuestros cerebros, fisiología y esencias base (masculina y femenina) son distintos y de ahí para allá cada uno tiene lo suyo… Estamos para ser dos completitudes que juntas se expanden. Querer igualarnos a ellos presume nuestra insuficiencia de lo que somos en la esencia, y es ahí donde hemos desvirtuado y desaprovechado nuestro verdadero poder, ¡el femenino! 2. Equidad. Dicho eso, sí a la equidad de derechos y merezcámoslos desde ese ejercicio personal de amor propio y excelencia. Merezcamos desde un sentido de abundancia de lo que somos, no desde la escasez de la cuota que hay que alcanzar en espacios donde ‘deberíamos ser 50%’.
Eso sobre la equidad en el oficio, pero en lo personal ¿por qué vamos a juzgar a todos los hombres y meterlos en la bolsa de la minoría de agresores y misóginos? Demos a los buenos hombres lo que les corresponde. Eso solo puede ser desde la feminidad.
Si bien también hay todo tipo de posible agresión, me refiero a cómo en nombre de la equidad, los hemos castrado, en todos los ámbitos, y por eso a ellos parece habérseles olvidado de qué va lo femenino en una mujer… Me solidarizo con ellos para que vuelvan a ser los hombres que están en capacidad de ser en todo su potencial de amor, compromiso, generosidad e intimidad, cuando encuentran una mujer en cuya presencia se sienten a salvo de ser quienes son. 4. Libertad. En nombre de la libertad sexual por ejemplo, muchas adormecieron su anhelo por amor profundo, de compromiso y apasionado. No veo libertad en una doctrina que menosprecia a los hombres, de hecho me parece la peor cárcel. La de no tener consideración con nuestra necesidad profunda de conexión, intimidad, expansión espiritual, que se da a través de relaciones de pareja trascendentales. Es un desperdicio, porque una relación profunda y con sentido de propósito superior de impactar y servir a nuestros entornos desde esa intención, es el mayor catalizador en las formas… ese es otro tipo de imán de la abundancia del universo. Y eso, eso es la libertad.
Claro que hay que cerrar brechas de liderazgo y de ingreso, pero la discusión debe ir más profundo que los meros números, debe ir a la esencia.
Cuán poderoso sería un feminismo integrado en sus propias polaridades. Uno que haga activismo sin olvidar lo femenino, un feminismo desde el amor… el día que eso sea así, me sentiré llamada a llamarme feminista. ¿Y tú qué opinas? Recientemente vi un post con la foto de una niñita de unos cinco añitos sosteniendo un cartel que decía “no quiero ser princesa, !soy una guerrera!” y tengo que reconocer que me chocó… Francamente no entiendo cuál el es el problema con el arquetipo de princesa, porque como toda narrativa… lo que produzca en nuestro sistema nervioso o cómo decidamos apropiárnosla depende del significado que le asociemos al diálogo interior, el arquetipo, etc. Por eso, quisiera exponer cómo escudriño el arquetipo para extraer lo que merece la pena encarnar de una princesa. Porque ¡claro que se vale! No por nada en entornos como una fiesta de gala o en una de disfraces, de alguna manera, eso es lo que nos gusta expresar… No te fascina -como a mi- ponerte traje largo, maquillarte o si se trata de disfrazarse… ¿hacerlo de forma que te veas muy femenina? Pero bueno, te digo que incluso si te gusta disfrazarte de payaso, puede que encuentres resonancia, comodidad y paz en lo que hoy te quiero compartir ;) Lo primero que me gustaría decir es ¿por qué tendría que darse por sentado que princesa y guerrera son excluyentes? Me gusta lo que encierra guerrera. Lo asocio a persistente, resiliente, valiente, aventurera y curiosa… aunque preferiría darle otro nombre que no evocara en su etimología la palabra guerra, asociada a enfrentamiento y conflicto. En cualquier caso, el punto es que claro que puede haber una princesa ‘guerrera’. Quisiera recordarte que lo que hay de fondo tras el mensaje de mi trabajo, es que aprendamos a ‘encarnar a la reina’, a esa que habita en todas nosotras, pero que cuando estamos en un marcado des-balance al masculino, la reina está en volumen bajito, con todos sus desfavorables efectos en el oficio y en las relaciones. Para mí, una princesa, es alguien que se ésta formando para ser reina, y que en ese recorrido como digo yo: "está cerrando la brecha entre su actual realidad y su visión soñada de vida". Y si te preguntas ¿por qué una reina tiene una vida de plenitud? pues porque una reina es aquella que sabe quién es, de dónde viene, por qué y para qué quiere lo que quiere y por ende sabe para dónde va. Ah! y además de todo sabe comunicar todo aquello con asertividad. Por eso, si estás en el camino de sanación y transformación, sí, eres una princesa… y a pesar de berrinches y tonalidades que hoy tal vez muestren más tus oscuridades que tus lados luminosos, mereces ser tratada como tal, con respeto, amor, consideración y devoción. Eso solo es posible si tú misma te tratas así. Por eso, te comparto las seis razones para sentirse orgullosa de ser una princesa (a punto de convertirse en reina):
¡Pero eso aplica primero a como te hablas a ti misma! Sí, escucha cómo te estás hablando. Típicamente la razón por la que lanzas un juicio o crítica a otro es porque es la proyección de cómo lo has hecho contigo y tus necesidades y deseos. Hazlo, dale nombre y exprésalo desde ese estado del ser, no desde el regaño, la crítica y la queja… ¡Pero eso aplica primero a como te hablas a ti misma! Sí, escucha cómo te estás hablando. Típicamente la razón por la que lanzas un juicio o crítica a otro es porque es la proyección de cómo lo has hecho contigo y tus necesidades y deseos. 3. Es elegante. Esto se ve principalmente en cómo dices lo que dices. Estás aprendiendo a hablar como una reina. Puede que hoy todavía hay trazas donde usas narrativas (a veces muy inconscientes) desde la culpa que tienen terceros o el mundo mismo por lo que es tu vida (esa es la actitud de la mujer-niña o la princesita malcriada). La princesa que se está transformando en reina, sabe que ésta última no habla de culpa sino de responsabilidad. Sí, puede que no todo lo que está pasando es tu responsabilidad directa, pero hoy como la mujer-mujer que eliges ser, tomas control de la situación donde está y en adelante diriges tú.
6. Tiene certeza de la existencia de su rey. ¡Tener este anhelo es tan válido! Porque estoy segura que es del Espíritu. Es el anhelo profundo de alinear cuerpo y alma. Si no estuviéramos para disfrutar de lo que nos permiten nuestros sentidos y nuestro cuerpo, no estarías encarnada para que el Espíritu lo anhelara a través de ti.
Te exhorto a que creas en el amor romántico, profundo, con propósito y apasionado, que nada tiene que ver como algunas dicen con que seamos débiles y sumisas. Definir ese amor así, es injusto con el concepto… por eso, muchas envían mensajes contradictorios al Universo: “quiero romance pero el amor romántico me pone en condición de sumisión”… ¡concedido! Con esa creencia no te va a llegar nada de eso que deseas. Tú me conoces. De sumisa no tengo un pelo, pero amo servir a mi hombre… y débil ¡menos! pero soy una corajuda cuando de exponer sin temor toda mi vulnerabilidad, se trata. Por experiencia propia te digo que el amor consciente (y eso incluye salvaje pasión) es el mayor catalizador y fuente de expansión en todas las áreas de la vida. Servicio, amor, apertura, vulnerabilidad, consentida (por considerada contigo misma) y consentidora, elegante en cómo expresas lo que no te gusta y lo que entonces deseas, eso es lo que asegura que haya un entorno de seguridad sicológica para ti misma y para los demás, la clave para construir la verdadera intimidad. El amor no es un sentimiento, el amor se decide, como la belleza, la elegancia, la compasión… Deseo que sigas siendo el tipo de princesa que espero haber reivindicado hoy, y que sigas en tu camino para encarnar a la reina que ya habita en ti.
Lo que quiere decir que… sí, el femenino mismo puede estar en des-balance. Pero, antes de hablar de ello, te comparto la forma de completar el ejercicio de una espiritualidad que puede que sea lo que no está permitiendo la total expresión de tu mente sagrada (donde está la inspiración, la consciencia, el entendimiento, la creatividad), porque sin ella revelada no puede haber matrimonio divino del femenino y masculino sagrados, la clave de la plenitud en tu vida.
Develar la mente sagrada requiere completar esta práctica con (i) aquietar la mente, más que para pedir, para recibir entregando los pensamientos a la presencia pura, donde experimentas quietud, paz, tranquilidad y atemporalidad… medita para entregarte a la presencia de Dios y que Él disponga lo que tu alma necesita y lo más importante (ii) elegir poner la mente inferior al servicio del corazón sensible que es el femenino integrado. Cuáles son los dos extremos que muestran el femenino en des-balance?
Segundo. El ejercicio del amor universal y del perdón, no es decidir evitar la confrontación y ser emocionalmente imperturbable. Esto es típico de alguien que no se entrega a sentir una tristeza profunda, pero tampoco el más excitante de los gozos, o a comprender por qué ese evento le generó tanto malestar. Es alguien que se mueve contenida en un punto donde literalmente adormeció sus emociones. Si estás en este extremo, el de “soy un ser de Amor” sin estar completamente conectada con tus emociones, muy seguramente eres fantasiosa, poco práctica y poco realista. Cómo integrar estos dos extremos? Poniéndote emocionalmente en forma! Porque sí… hay que ejercitarse! Procesar, navegar y sentirte cómoda en el amplio rango de tus emociones, es lo que te hace resiliente. Si construyes una práctica para manejar tus emociones, éstas jamás te atraparán con la guardia baja y siempre te comunicarás como lo hace una reina. Por eso, te comparto las tres claves para ponerte emocionalmente en forma:
2. Administra tu emoción. Esto requiere identificarla para depurarla. Cómo?
Te comparto un par de ejemplos.
Te sientes inconforme (no necesariamente furiosa) cuando llega tu colaboradora tarde o te incumple un deadline, porque desatiende tu necesidad de cooperación y tu valor de responsabilidad. Conéctate con éstas y desde esa paz ahora piensa si ella es una madre cabeza de familia, que además vive muy lejos y por eso le es prácticamente imposible llegar a esa cita contigo a las 7:00 am. Pregúntate, estaré atendiendo su necesidad de empatía y consideración? Si conversan crees que puedes reprogramar esa reunión con ella en otro momento? Estás viviendo con tus padres, mientras sales de este temporal momento de tu vida. Te sientes irritable porque ellos preguntan sobre tu vida y lo que haces o no, más de lo que tu querrías que lo hicieran. Primero, comprende que ese sentimiento tiene uno compañero. Tal vez te sientes desesperanzada porque no se están atendiendo tus necesidades de confianza, de ser competente, de crecimiento y de libertad. Recuerda que eres todo ello. Conéctate, confía en ti y sigue tomando acción desde esa certeza con tus entrevistas, con tus contactos, con los diseños y mercadeo de tu soñado plan de negocio. Tal vez es ésa, la conversación que debas tener con papá y mamá… ábrete, comparte con ellos lo que hoy sientes… comprendiendo que ellos te preguntan atendiendo su necesidad de aceptación, de respeto y de comunicación. Estos fueron los ejemplos que vinieron a mi conciencia, espero que te den luz para ilustrar tus singulares desafíos! Y si quieres mejorar tu habilidad en el uso de las palabras empezando por la comunicación más importante: ¡Contigo misma! debes leer "Siete Palabras para Eliminar de tu Vocabulario" Quienes me siguen hace un rato saben que en vez de perseguir la equidad en número de hombres y mujeres allá afuera en el mundo, promuevo la expresión interior de una equidad de esencias. Esto es, necesitamos más esencia femenina expresada. Ya sabemos que somos capaces de hacer lo que un hombre es capaz de hacer… Por eso, el verdadero avance es adentrarnos en la evolucionada etapa de descubrir que podemos llegar a SER el más completo potencial que Dios colocó como semilla en nosotras. Porque lo vivo y lo comparto a través de mi trabajo, genuinamente creo que es posible vivir la triada balanceada de nuestra esencia como (i) buscadoras espirituales, (ii) ejecutoras orientadas al logro en el mundo (con intención) y (iii) anhelantes almas que quieren amar y ser amadas. Alcanzar logros en el mundo, exigiéndonos expresar el masculino, clarísimamente nos ha desconectado del femenino. Por eso insisto en la necesidad de des-hacer las barreras internas que evitan que experimentemos la plenitud, librando con honor y compasión nuestras personales batallas. En ese marco, hoy comparto tres cosas que como precio estamos pagando en el mundo por desconectarnos del femenino y las elecciones de expresión para reivindicarlo. Éstas, resumen las tres claves que hacen que una Reina siempre sea vista, y por ende amada.
Elección de expresión desde el femenino. Desecha las etiquetas y el perfeccionismo, pues éste es una forma de pensar que dice: si soy/luzco/hago perfecta puedo evitar o minimizar emociones oscuras (vergüenza, juicio, culpa, etc.). Eso es usar un escudo para no ser ‘heridas’, por miedo de que el mundo te vea por lo que realmente eres y creerte que no estarás ‘a la altura’. Elige en cambio la mentalidad de dar lo mejor de ti y en el trabajo por ejemplo, hacer desde la excelencia. ¡Las etiquetas como los escudos literalmente no nos dejan ni ver ni que nos vean! Sobre eso, la hermosa paradoja es que antes de ver, primero viene el amor. Dice un Curso de Milagros: “Siempre que llegue a amarte, podré entenderte. No al contrario”. Primero se ama, eligiendo des-etiquetar (a él y a ti misma), luego se ve, luego se entiende. No existen los ‘defectos’. Tanto tú como el otro traen heridas de la niñez. En razón de qué vas a decir “veamos a ver si con sus temitas/defectos (i.e. sus heridas) es merecedor de mi amor”. Estás en una relación como un hermoso hospital para sanar tus heridas y ayudar a crear el espacio para que él también pueda hacerlo (por supuesto, funciona en ambas vías). Así se construye el círculo virtuoso: amamos para des-etiquetar, luego podemos ver, entender y ahí podemos continuar expandiendo el amarnos. 2. Tenemos un serio déficit de empatía porque anestesiamos TODO nuestro sentir. Al catalogar algunas emociones como oscuras (miedo, vergüenza, dolor, etc.) e intentar adormecerlas (i.e. invisibilizarlas y no expresarlas) para no ser ‘heridas’, ni juzgadas, también adormecemos las emociones luminosas.
Elección de expresión desde el femenino. Abraza la vulnerabilidad en su totalidad, porque si bien sí está en el centro de emociones difíciles que no querríamos sentir (vergüenza, decepción, incertidumbre), por sentirnos expuestas y en riesgo; también le da nacimiento a toda posible emoción positiva que necesitamos: amor, pertenencia, gozo, empatía, fe, creatividad (no hay creatividad, ni reinvención sin fracaso). No se puede experimentar empatía mutua si no estás dispuesta a ser vulnerable. Cómo pretender que nuestras necesidades, deseos y sentimientos sean escuchados si no nos abrimos? Cómo promover un ambiente donde el otro se comunique porque se siente a salvo expresándose (porque sabe que está libre de juicios, críticas y reclamos), si no es poniéndote en sus zapatos?
Específicamente en el mundo del oficio, buena parte del problema de que no haya muchas mujeres exponiendo completamente sus talentos en cualquiera disciplina (arte, literatura, negocios, etc.), es que no se permiten postularse hasta que crean que ellas y su trabajo es perfecto y más allá de cualquier crítica.
Elección de expresión desde el femenino. Vivimos vidas creativas cuando de manera consistente y permanente tomamos decisiones desde la curiosidad por encima del miedo. Sin arriesgarse a ‘fallar’ no hay forma de vivir vidas creativas. La verdadera belleza de la cualidad de la resiliencia es precisamente ser resilientes a la torpeza y al error. No hay forma de recobrar la forma o volverse a levantar, si no nos permitimos perder la forma, perdernos, caernos. El resiliente vuelve al ruedo sin dolor porque comprendió el aprendizaje de su última ‘deformación’. [Recordar la definición física de resiliencia, que es de donde viene el uso en lo emocional: la energía de deformación que puede ser recuperada de un cuerpo deformado cuando cesa el esfuerzo que causa la deformación]. No seas la resiliente que sin reconocer la lección pasada vuelve y sale al ruedo diciendo “ahí vamos otra vez”. Eso es necedad. Vuélvete una resiliente con intención, la que capitaliza el aprendizaje de la deformación. Sí, es aterrador mostrarse, aparecerle a lo que sugiere la vida, pero es peor llegar al final de los días, y decir: “y si me hubiera mostrado?” Estas tres claves podrían resumirse en “la Reina jamás tiene miedo de exponerse” y queda deliciosamente ilustrado con esta lección que cuenta Liz Gilbert que aprendió una vez de una poderosa, creativa e independiente mujer de alrededor de 70 años: “pasamos nuestros 20’s y 30’s tratando de ser perfectas por estar preocupadas de lo que la gente piense de nosotras. En nuestros 40’s y 50’s, finalmente empezamos a ser libres porque decidimos que nos importa un comino lo que otro piense de nosotras. Pero no serás completamente libre hasta los 60’s y 70’s cuando te das cuenta finalmente de la liberadora verdad de que de todas maneras jamás nadie estaba pensando en ti” Sal al mundo a expresar la mujer curiosa, aventurera, genuina, apasionada, que se ama sin vergüenza alguna tal como es, porque se da el lujo de reír a carcajadas o de llorar con cada película conmovedora que ve… esa es la verdadera mujer empoderada que el mundo necesita! |
AutorComprometida con seguir lo que me dicte el corazón, con amor, pasión, viviendo en plenitud y contribuyendo para que los demás hagan lo mismo! Archivos
Junio 2024
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